Construida según los parámetros del gótico de aquel tiempo, ha sido y es “una morada del amor y de la misericordia”, un paradigma “cultural, económico, social y de promoción de primer orden” gracias a personas e instituciones que “la cuidan y la miman con cariño” desde hace ochocientos años.
Burgos, España–El obispo Mauricio (1213-1228) bendijo, el 20 de julio de 1221, la primera piedra de la que, ocho siglos después, sigue siendo “un imponente edifico de fe”. Así ha aludido a ella D. Mario Iceta, Arzobispo de Burgos, en la fiesta de la Dedicación de la Santa Iglesia Catedral.
Construida según los parámetros del gótico de aquel tiempo, ha sido y es “una morada del amor y de la misericordia”, un paradigma “cultural, económico, social y de promoción de primer orden” gracias a personas e instituciones que “la cuidan y la miman con cariño” desde hace ochocientos años.
El Arzobispo ha subrayado que el sentido último y teológico de la Catedral está representado en el atrio de Santa María que canta las excelencias de la Madre de Dios: “Pulchra est et Decora” (“Es pura y hermosa”). A ella se encomendó el rey Fernando III el Santo, otro impulsor de la construcción de la Catedral, y ahora ella ha vuelto a rogar el Arzobispo para pedir el fin de la pandemia.
La Eucaristía fue precedida por un concierto de campanas en todo Burgos y una procesión de cruces y pendones de todos los arciprestazgos, sin presencia de público dado las restricciones sanitarias que ese mismo día han entrado en vigor. La comitiva ha recorrido las calles aledañas al templo y ha ingresado al mismo por la Puerta Santa, abierta con motivo del Año Jubilar. La presencia de la Archidiócesis ha estado también representada con tierra proveniente de varios lugares de la provincia de Burgos.
A la Misa han asistido representantes de todos los sectores de la pastoral diocesana, autoridades civiles, militares y académicas. Junto a ellos, han participado el Cardenal Arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; el portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello; el Arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, el Obispo de Santander, Manuel Sánchez, el de Astorga, Jesús Fernández, y los eméritos de Burgos, Fidel Herráez; y de Jaén, Ramón del Hoyo, así como los abades de Silos y San Pedro de Cardeña. Entre ellos se encontraba también el Obispo electo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, a quien el Arzobispo ha regalado sus próximas insignias episcopales.
Tras la Misa, en la que animó el canto litúrgico la Orquesta Sinfónica de Burgos y el Orfeón Burgalés, tuvo lugar un sentido homenaje a la Catedral de la sociedad burgalesa, en la que no han faltado los bailes de Gigantillos y Gigantones, la jota castellana o la interpretación del himno de la ciudad.
Los actos continuaron por la tarde con un concierto a cargo de la orquesta de RTVE, una sesión de fuegos artificiales y un concierto a cargo de Rozalén en el Coliseum y una iluminación especial de la Catedral. Al día siguiente actuaron los Niños Cantores de Viena y se instaló una tarta gigante con 800 velas. El día anterior, los monjes benedictinos de Santo Domingo de Silos, cantaron las vísperas en la nave central.
Finaliza así un camino de cuatro años desde que se pusiera en marcha la fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021, encargada, desde entonces, de organizar los actos conmemorativos de tan singular aniversario y que se prologarán aún un año más.