El informe de la Voz de América indica que la situación empeora.

Los expertos señalan que en los ataques digitales dirigidos a las mujeres periodistas hay un componente de género que incrementa el abuso, y piden más medidas de protección a nivel multilateral, señala nuestra aliada la Voz de América


Washington, DC. —»Hoy te lo hablo con esta tranquilidad porque yo tengo un proceso de terapia que me ha permitido hablarte. En otro momento te lo hubiese contado vuelta un mar de lágrimas con la voz quebrada». Así habla la periodista Mari Montes a la Voz de América sobre el acoso que recibe a través de internet.

Originaria de Venezuela, pero residente en Estados Unidos, la comunicadora explica que en 2019 empezó a recibir mensajes ofensivos a través de redes sociales de parte de un hombre y sus seguidores. Unos comentarios que, con el tiempo, fueron escalando en intensidad y frecuencia y que Montes califica como una “campaña de desprestigio”:

«Todas las cosas que ha dicho son abiertamente misóginas. Por supuesto que esto me afecta a mí, afecta a mi reputación, afecta a mi familia», comenta la periodista, quien relata que a través de la red social X, su abusador publicó varias calumnias sobre su vida privada, entre ellas, que fue amante del director del club de béisbol donde trabajó.

Montes empezó su carrera como periodista en 1993. Especialista en béisbol, fue la primera venezolana en formar parte de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos. Explica que está «acostumbrada y curada» a las críticas que la cuestionan por dedicarse al periodismo deportivo siendo mujer, pero que los ataques dirigidos a su vida personal son «otra cosa».

Un sondeo global de la UNESCO y el Centro Internacional para Periodistas titulado “The Chilling: A global study of online violence against women journalists” indica que un 73 % de las periodistas consultadas dijo haber experimentado violencia a través de internet durante su carrera.

«Se están acallando las voces de periodistas destacadas que solo están tratando de hacer su trabajo» dice a la VOA Nabbelah Shabbir, investigadora sénior del Centro Internacional para Periodistas.

«A medida que vemos que las voces de mujeres se van amplificando en las plataformas en línea, también hay un gran rechazo contra eso, y un deseo de realmente acallarlas», explica por su parte a la VOA la directora ejecutiva adjunta de la Fundación de Mujeres en los Medios, Nadine Hoffman.

Por otro lado, el estudio subraya que una de cada cinco mujeres encuestadas dijo que los actos de abuso o violencia fuera de internet comenzaron primero en línea. Algo que, según Shabbir, puede representar un precedente de un acto de intimidación físico.

«Uno de los ejemplos más estresantes que tenemos son el caso de unas periodistas del Norte de Irlanda. Hay al menos tres, diferentes comunicadoras que trabajan para varias organizaciones y que podrían ser el blanco de acoso en internet en grupos de Facebook a causa de su trabajo. Una de ellas es Patricia Devlin; escribe sobre organizaciones paramilitares y crimen. Su nombre y el de otras periodistas fueron pintados en paredes del Norte de Irlanda y de Belfast, en la mira de una pistola», señala.

Los expertos coinciden en que los periodistas, sobre todo los que cubren temas como el narcotráfico, la política, o la corrupción, son con frecuencia el objetivo de ataques; sin embargo, resaltan que en el caso de las mujeres hay un componente de género que incrementa el hostigamiento.

«A menudo vemos que son criticadas por su aspecto, o que se las critica por falta de inteligencia, o se perciben como algo que específicamente va ligado al hecho de que son mujeres, lo que las hace menos creíbles ante los ojos del atacante», argumenta Hoffman.

Precisamente, la periodista salvadoreña Mariana Belloso explica que recibió insultos a través de internet por su aspecto físico y su estatus civil.

La comunicadora especializada en economía comenta que los ataques digitales empezaron en 2019, cuando informó a sus seguidores a través de Twitter sobre una declaración presidencial que instaba a los ciudadanos a no pagar la renta a las pandillas.

Indica que más tarde el presidente Nayib Bukele la señaló en la misma plataforma por «decir una verdad a medias» y «ser parte del grupo de periodistas que quería que fracasara su plan de seguridad», algo que desató que una oleada de insultos a través de Internet por parte de personajes públicos y anónimos.

«La gente suele decir que los ataques en redes sociales no tienen por qué sobrevalorarse, que son nada más eso, ataques en redes. Pero en mi caso, por ejemplo, eso provocó que muchas de mis fuentes dejaran de querer hablar conmigo, para que no se les vinculara conmigo y no ser blanco de ataques del gobierno. Perdí trabajos en lugares donde los directores de los medios no querían entrar en conflicto con el gobierno tampoco» señala.

La Universidad de Toronto indica en su estudio «Extensive Hacking of Media & Civil Society in El Salvador with Pegasus Spyware» que Belloso fue parte de los comunicadores a quienes, además, les hackearon el teléfono móvil a través del software de espionaje Pegasus.

Finalmente, temiendo que los ataques pudieran volverse físicos, Belloso y parte de su familia se trasladaron a Estados Unidos. Desde el país norteamericano, la comunicadora dice que ha podido ejercer su profesión «sin temor». Actualmente, colabora con la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

“Las mujeres periodistas que experimentan abuso, denuncian problemas de salud psicológicos, autocensura y preocupaciones a largo plazo sobre sus decisiones profesionales. Puede que cierren sus cuentas de redes sociales o las eviten.

Y el problema aún carece de una respuesta efectiva cuando la actividad se informa a la administración y a las autoridades” concluye el estudio “Attacks and Harassment: The Impact on Female Journalists and Their Reporting”, presentado por la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios.

Con el objetivo de proteger a las periodistas y sancionar a los responsables de los ataques, especialistas indican que deberían implementarse más acciones por parte de gobiernos y empresas periodísticas.

Asimismo, subrayan que también deberían existir más mecanismos para desarticular las campañas de acoso y exigir mayor transparencia por parte de las compañías de redes sociales.

Entre tanto, más de 70 organizaciones formaron la plataforma “Coalición contra la Violencia en Línea”, un portal donde las comunicadoras pueden encontrar consejos sobre seguridad digital y ayuda psicológica y legal.