Llega el dos mil veinte uno, con secuela del pasado. (Imagen: Fuente externa).

Por Eugenio Fortunato*

Se cerró el dos mil veinte.
Año de muchos huracanes.
De mucho encerramiento.
Año de muchos afanes.

Llega el dos mil veinte uno,
con secuela del pasado.
Con nuevos toques de queda.
Debiendo estar encerrados.

El mundo ha necesitado,
una pausa en la carrera.
Y necesitó de un virus,
para enseñarnos cómo era.

Hicimos cambiar el clima,
deforestando las selvas.
Quemamos bosques, secamos ríos,
y provocamos calor y frio.

No hacemos caso de nada.
Ni a lo del confinamiento.
Y cuando ya no hay remedio,
solo se escucha el lamento.

* El escritor y decimero dominico-americano, Eugenio Fortunato, denominado entre los suyos como “el genio Fortunato”, cuna de una distinguida familia vinculada al quehacer literario, cinematográfico y otras áreas profesionales.
Él, además, es autor del libro «Rimas y Picardías». En una de sus estrofas poéticas expresa con certeza que «Hay quien piensa haber cumplido porque se lava las manos, pero recibe o visita a fulano y a mengano», en franca alusión a que no debemos recibir visitar a nuestros hogares durante la cuarentena y las regulaciones de este distanciamiento como medidas de prevención y evitar contagios ante la pandemia del COVID-19.