El organismo de la ONU estima que la industria farmacéutica tiene la responsabilidad de compartir la propiedad intelectual adquirida, mientras que los países desarrollados deberían ser más solidarios.
Ginebra, Suiza–El Comité Internacional de Bioética de la UNESCO y la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología han solicitado un cambio de rumbo en las actuales estrategias de vacunación contra la COVID-19.
Ambos organismos han instando a que las vacunas sean asumidas como un bien público mundial para garantizar su disponibilidad de manera equitativa en todos los países, y no sólo para aquellos que tienen las ofertas más altas por ellas.
La propuesta fue presentada durante un evento en línea celebrado el 24 de febrero, donde participaron ambos órganos de ética de la UNESCO, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, y el profesor Jeffrey Sachs, de la Universidad de Columbia, Estados Unidos.
“Cuando se anunciaron las campañas de vacunación en todo el planeta, el mundo respiró aliviado”, declaró la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay.
“Pero sin la solidaridad, estamos lejos de lograr el objetivo, y más de 130 países aún no han recibido una sola dosis y, hasta ahora, los más vulnerables no están protegidos”, agregó
Mientras algunos países han avanzados en obtener vacunas suficientes para proteger a toda su población dos, tres o cinco veces, el Sur del planeta se está quedando atrás.
La UNESCO no oculta su temor de que muchos habitantes en países en desarrollo quizás no tendrían acceso a las vacunas hasta bien entrado el año 2022.
El organismo subraya que los anuncios recientes del G-7 son bienvenidos, pero tienen que traducirse en el suministro efectivo de vacunas en los países en desarrollo.