En esta, la 3ra entrega del artículo de opinión del prestigioso productor musical, se conoce aún más como ha evolucionado la producción musical en el mundo tecnológico de hoy día.

«El reto para Spotify y otros servicios freemium existentes en la actualidad, es la de conseguir equilibrar las diferentes versiones que ofrecen mientras animan al consumidor a convertirse en un suscriptor de pago. Hasta la fecha, pocos servicios musicales han conseguido la semejante proeza que logró Spotify», Hildemaro Álvarez.

Por Hildemaro Álvarez *

(Parte 3…continuará)

El autor del artículo, es destacado productor musical, nominado a los Latin Grammys, Hildemaro Álvarez.

La industria musical ha experimentado una transformación radical en estos últimos 22 años. El internet y la aparición de los portales P2P, donde se compartían archivos de música libremente, pero de forma ilegal, llevaron a que a principio del 2000 sucediera un inevitable cambio en la geometría de control del negocio.

Sumado a esto y de manera posterior, el éxito de iTunes Music estableció cambios definitivos en el paradigma comercial que influirían en la expectativa y conducta del público.

La nueva innovación: los servicios musicales basados en acceso 

En 2006 es fundada Spotify, una iniciativa tecnológica que pretendía brindar un servicio de música compartida legalmente financiada por la venta de publicidad. La idea de Spotify era que el servicio le resultara gratuito al usuario, mientras que el volumen de suscriptores hacía atractivo el portal para los anunciantes. De los ingresos que se obtuviesen por concepto de la publicidad se pagarían las licencias correspondientes a los propietarios de los derechos.

Spotify no fue la primera iniciativa que se conozca de un servicio legal que intentara competir con los servicios ilegales de intercambio de archivos.

La mayoría de los predecesores de Spotify habían fracasado, de manera qué, cuando Spotify inició negociaciones con los propietarios de derechos, estos no se mostraron singularmente entusiasmados por participar en el arriesgado proyecto musical online que planteaba Spotify.

No obstante, el 7 de octubre de 2008 la compañía después de dos años de duras negociaciones, anunció que habían logrado firmar con los más destacados propietarios de derechos de la industria musical para distribuir su música al público en algunos países europeos.

Para asegurarse el éxito donde otros habían fracasado, Spotify tuvo que hacer muchísimas concesiones. Así pues, además de ofrecer acciones de la empresa a los principales autores, tuvo que introducir un cambio fundamental en su modelo de negocio añadiendo una versión avanzada que se financiaría mediante suscripciones, esto además del servicio original que estaba planteado que fuese cubierto exclusivamente por publicidad.

El reto para Spotify y otros servicios freemium existentes en la actualidad, es la de conseguir equilibrar las diferentes versiones que ofrecen mientras animan al consumidor a convertirse en un suscriptor de pago. Hasta la fecha, pocos servicios musicales han conseguido la semejante proeza que logró Spotify.

La compañía en la actualidad ha alcanzado un índice de conversión de aproximadamente el 20%, lo que significa que el 20% del total de sus nuevos usuarios comienzan trascienden a la versión Premium después de decidir pagar una suscripción mensual.

Por otro lado, para cumplir con todos los requisitos operativos necesarios, Spotify dedica el 70% de los ingresos derivados de la publicidad y suscripciones a pagar las regalías de los derechohabientes.

Como ejemplo, a finales de 2013, la empresa había reportado más de 1.000 millones de dólares a los propietarios de derechos de todo el mundo, lo que demostró en aquel momento que su modelo funcionaba.

La industria sigue evolucionando. En la actualidad un nuevo modelo basado en la experiencia de la escucha en tiempo real comienza a ganar espacio, pero de esto hablaremos a profundidad en la próxima entrega.