Con una inflación galopante hasta ahora incontenible, una incertidumbre generalizada sobre el futuro de la seguridad alimenticia y los desafíos que plantea una pandemia del Covid todavía latente, los pueblos se resienten y protestan.
Por Miguel Franjul*
La crisis energética y la inflación sucedánea han puesto a tambalear gobiernos que parecían inconmovibles o aptos para dominarlas.
Especialmente en Europa, donde los últimos resultados de elecciones parciales han debilitado liderazgos personales y partidarios provocando giros en los ejes del poder.
La popularidad, el carisma o las credenciales de mando que hayan ostentado algunos líderes de gobiernos no sólo de Europa sino también de América Latina, no parecen factores suficientes para evitar el drenaje de sus bases de sustentación.
En Estados Unidos se percibe el fenómeno. Las encuestas que miden los niveles de satisfacción de los ciudadanos sobre el manejo de la inflación y la geopolítica en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania reflejan un severo quiebre en la aceptación de las políticas de la Administración Biden.
La perceptible división de esa sociedad tras los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 ha vuelto a ponerse al rojo vivo con la decisión de la Corte Suprema de Justicia de revocar el derecho al aborto, y la del Congreso al aprobar una ley de control de armas.
Con una inflación galopante hasta ahora incontenible, una incertidumbre generalizada sobre el futuro de la seguridad alimenticia y los desafíos que plantea una pandemia del Covid todavía latente, los pueblos se resienten y protestan.
La capacidad de los gobiernos es cada vez más limitada para mantener el equilibrio del orden en esas sociedades.
Gobernantes llevados al poder en las olas de una gran popularidad también están pagando las consecuencias de la crisis, con pronunciadas caídas en sus niveles de aprobación, no importa el sello ideológico (derecha o izquierda) con que cautivaron a las mayorías para llegar al poder.
*Miguel Franjul es director del periódico Listín Diario, decano de la prensa nacional.