Los estadounidenses gastan cerca de 300 billones de dólares cada año en mejoras y/o reparaciones a sus hogares.
Por Jesús Rojas
Miami, Florida—Con la llegada de la Navidad y las fiestas pascuales, muchos dueños de propiedades deciden modificar la estructura física de sus hogares tanto por dentro como por fuera, para recibir el nuevo año con un aire novedoso, lo que a veces se traduce en dolores de cabeza y complicaciones legales cuando contratan a individuos y empresas inexpertos en el mejor de los casos, o pícaros o pillos en el peor de ellos.
Los estadounidenses gastan cerca de 300 billones de dólares cada año en mejoras y/o reparaciones a sus hogares. Por desgracia, algunos de dólares esos se pierden entre los esquemas de fraudes de algunos contratistas, como suelen ser los casos más comunes.
Según entidades pro derechos del consumidor, los casos más comunes de fraudes a la hora de contratar a una persona o compañía para realizar cambios o modificaciones a sus hogares son los siguientes: los que exigen un depósito o pago adelantado para luego desaparecer; los que ofertan bajo costo, contrato ambiguo y cambian las condiciones del trabajo acordado; y los que se aprovechan de las situaciones de crisis por tormentas o huracanes.
En el primer caso, los contratistas demandan un enorme depósito en efectivo como avance del proyecto. Suelen tomar el dinero y luego desaparecen sin dejar huellas. Para prevenir dicho acto, el estado de California prohíbe a un contratista exigir más de mil dólares como avance para iniciar los trabajos. Se recomienda al cliente firmar un contrato bien detallado, no pagar en efectivo y sólo pagar la mitad del costo total acordado.
En el segundo tipo de engaño, llamado anzuelo y cambio, el cliente debe exigir por escrito las fechas de inicio y final del proyecto en su casa, las condiciones de posibles retrasos, desglose de la lista de materiales, información de garantías y los procedimientos en caso de cambios en el plan programado. Señales de alerta: Si le ofrecen un precio muy bajo y un contrato confuso o no muy claro.
El riesgo podría ser que al recibir una oferta muy baja, el contratista añada después gastos extras “no previstos”, y altere su presupuesto, ante la falta de un contrato escrito y definido de procedimiento de cambios. Cómo evitarlo: Obtenga varias ofertas para su proyecto, sólo firme un contrato claro y preciso, y no pague un solo dólar en efectivo por anticipado.
El truco número tres y tal vez el más común por la variedad de regiones en la vasta geografía de los Estados Unidos, consiste en los contratistas que visitan puerta por puerta ofreciendo precios baratos y rápidos después de una tormenta o emergencia del clima. El riesgo es que dichas personas son improvisados, no tienen experiencia para realizar un trabajo de calidad o renuncian al siguiente día.
Algunas precauciones pueden ser las siguientes: Si recibe una oferta, indague sobre la compañía, pida varios estimados de ofertas, verifique las cualificaciones profesionales, y estar bien claro en detalles y responsabilidades a la hora de firmar el contrato.
Por ejemplo, en el estado de Colorado se exige a los reparadores de techos que piden un depósito mayor de mil dólares entregar al cliente un contrato escrito y firmado antes de iniciar los trabajos. Si el contrato es cancelado, el contratista tiene que reembolsar los pagos al cliente por los trabajos no realizados, incumplidos o dejados de hacer en el proyecto.
Para concluir, si desea llegar a buen término en cualquier proyecto residencial tome en cuenta los consejos y detalles señalados a la hora de suscribir por escrito o verbal un acuerdo con un contratista. Evitará así sorpresas desagradables durante el proyecto o al final del mismo, alteraciones a su bolsillo o que la amargura empañe su alegría y le impida disfrutar su sueño hecho realidad en el calor de la familia y la intimidad de su hogar, que es más que cuatro paredes y un techo.