Los deslizamientos de piedras y lodo provocaron el cierre de caminos, y las fuertes corrientes convirtieron autopistas en arroyos. Los ríos desbordados inundaron casas y los residentes de pequeñas comunidades anegadas por el agua y el lodo quedaron varados. (Foto: Cortesía de la Voz de América).
  • Millones de residentes están bajo alerta por inundaciones, casi 50.000 personas recibieron órdenes de evacuación y más de 110.000 viviendas y negocios quedaron sin electricidad el martes tras fuertes lluvias, rayos, granizadas y deslizamientos de tierra.

Los Ángeles, EEUU — Diversas comunidades quedaron inundadas en California y se formaron socavones que se tragaron autos debido al clima tempestuoso que está afectando al estado desde hace varios días.

Millones de residentes están bajo alerta por inundaciones, casi 50.000 personas recibieron órdenes de evacuación y más de 110.000 viviendas y negocios quedaron sin electricidad el martes tras fuertes lluvias, rayos, granizadas y deslizamientos de tierra.

Al menos 17 personas han muerto a causa de las tormentas que comenzaron a finales de diciembre, dijo el gobernador Gavin Newsom durante una visita a la pintoresca ciudad de Capitola, en la costa de Santa Cruz, que fue fuertemente golpeada por el alto oleaje y las crecidas de los arroyos la semana pasada.

Entre las víctimas se encuentran el conductor de una camioneta pickup y un motociclista que perecieron el martes después de que un árbol de eucalipto cayó sobre ellos en la autopista 99, en el San Joaquin Valley, cerca de Visalia, dijo la Patrulla de Caminos de California.

En los dos últimos años murieron menos personas a causa de grandes incendios forestales en California que las que han muerto desde el día de Año Nuevo por estas condiciones meteorológicas”, afirmó Newsom. “Estas condiciones son graves y son mortales”.

La tormenta que comenzó el lunes descargó más de 45 centímetros de lluvia en las montañas del sur de California y sepultó las estaciones de esquí en la Sierra Nevada bajo más de 1,5 metros de nieve.

Los deslizamientos de piedras y lodo provocaron el cierre de caminos, y las fuertes corrientes convirtieron autopistas en arroyos. Los ríos desbordados inundaron casas y los residentes de pequeñas comunidades anegadas por el agua y el lodo quedaron varados.

“Todos estamos atrapados aquí”, dijo Brian Briggs, después de que el diluvio provocó deslizamientos de tierra en el remoto Cañón Matilija que cubrieron una casa por completo y cortaron la única carretera que conduce a Ojai.

Briggs describió una noche aterradora en la que el arroyo del cañón comenzó a inundar los jardines de los habitantes, mientras que las colinas circundantes, desprovistas de vegetación por el incendio Thomas de 2017, comenzaron a derrumbarse en la oscuridad.

Las corrientes de lodo arrastraron cobertizos, quioscos y otros escombros, señaló. Después de ayudar a los vecinos a llegar a un terreno más alto, volvió a casa y encontró su cerca destruida por el lodo, que le llegaba hasta la cintura.

El martes, un helicóptero lanzó a 10 agentes de policía para ayudar a los residentes de decenas de casas en el cañón, y Briggs dijo que esperaba ser evacuado por aire.

Las aguas desbordadas del arroyo Bear inundaron parte de la ciudad de Merced y la vecina Planada, una pequeña comunidad agrícola situada junto a la carretera que conduce al Parque Nacional de Yosemite.

Los vecindarios estaban bajo el agua, con coches sumergidos hasta el techo. Los residentes que recibieron la orden de evacuar cargaron con lo que pudieron salvar a sus espaldas mientras salían bajo la lluvia.

Un respiro en el clima tempestuoso el martes permitió a los socorristas en la costa central del estado, cerca de San Miguel, reanudar la búsqueda de Kyle Doan, un niño que desapareció después de que él y su madre quedaron atrapados dentro de un camión en aguas crecidas.

La madre fue rescatada, pero Kyle fue arrastrado por la corriente, y tras siete horas de búsqueda el lunes sólo hallaron uno de sus zapatos.

“Esa zona sigue siendo muy peligrosa”, dijo el portavoz del Departamento de Policía del condado de San Luis Obispo, Tony Cipolla. “Los arroyos tienen corrientes muy fuertes”.