La profesora Matilde Mendoza, en plena acción con el uso del sable.

Ella ha hecho de la Ciudad de Doral su punto de despegue en este peculiar arte en los Estados Unidos y a través de su academia Matisa Bellydance, cuenta con alumnas de países como República Dominicana, Colombia, Puerto Rico, Venezuela, Cuba y otros. Mas de 2,000 alumnas han sido formadas bajo su sello de prestigio en este arte. (1-2)

Doral, Florida. – La “danza del vientre” o Belly Dance en esta cosmopolita ciudad, donde convergen culturas diferentes, tiene el sello de distinción de una latinoamericana que ha logrado un sitial preferencial. Se trata de la reconocida profesora venezolana Matilde Mendoza, quien a través de su escuela, Matisa Bellydance, ha dado no solo muestras de resiliencia, sino de empoderamiento de la mujer mediante este arte que se inició hace siglos en Egipto.

“El Belly Dance o Danza del Vientre, es una poderosa danza que se puede describir como mágica y milenaria. Es la más antigua del mundo, vigente en la actualidad y más aún en estos tiempos modernos donde las mujeres buscan el empoderamiento a través de aprender a bailar al ritmo de sus caderas”, expresa la joven profesora venezolana, Matilde Mendoza.

“Su origen se remonta a los templos faraónicos, donde las mujeres, niñas y ancianas se reunían a adorar a la diosa de la fertilidad Isis, realizando danzas donde los movimientos predominantes eran los de las caderas y vientre buscando preparar a cada una de ellas para el acto divino de dar a luz y traer a una vida al mundo.”

“Precisamente en este momento donde hemos sufrido el confinamiento por la pandemia, muchas mujeres se han visto afectadas a nivel emocional por el estrés, la carga de responsabilidades y la falta de tiempo para ellas que se ha traducido en depresión y una baja autoestima.”

El colorido de sus finos trajes, añade belleza a la destreza de este baile. Matilde Mendoza lista para uno de sus bailes.

“La Danza Oriental, es un poderoso arte lleno de técnica respetado a nivel internacional por su dificultad ya que requiere de una preparación física que incluye estiramientos y calentamiento de los músculos para poder lograr la disociación del cuerpo que a todos nos gusta observar. Por eso es recomendable realizarla bajo la supervisión de una profesional especialista en este género y así evitar lesiones.”

Pero es en la parte espiritual y emocional donde está uno de sus mayores beneficios, que ha sido un secreto guardado por los ancestros faraónicos. A través de los movimientos circulares, vibratorios y ondulatorios se despiertan cada uno de los chakras generando un estímulo interno, al que nosotras en nuestra academia llamamos el despertar de la diosa.

“Mientras todos estos movimientos se van aprendiendo, inmediatamente se rompe con los miedos inconscientes, se eleva el autoestima de la participante ya su vez en la parte física se queman casi 300 calorías por clase, se estilizan brazos y se corrigen posturas, logrando un cambio emocional inmediato en la alumna, quien ya a la tercera clase dará síntomas de confianza en cada uno de los ámbitos de su vida y se sentirá más conectada con su esencia femenina impactando positivamente en su entorno”, explica la experta Matilde Mendoza.

“Nuestras clases son una mezcla de estiramientos de yoga, técnica de la danza, aromaterapia y meditación, que trasladan en un viaje mágico al medio oriente por 60 minutos, se produce la anhelada mente en blanco y se desconecta a la alumna de los problemas que la aquejan día tras día.”

En el próximo reportaje conocerán como llega Matilde Mendoza a posicionarse en este arte legendario. Vea video promocional: