Por Luis Zúñiga*
La ciudad más cubana fuera de Cuba, Hialeah, ha enviado siempre un mensaje claro y consistente sobre lo que considera debe ser la política de Estados Unidos hacia la isla.
En la elección presidencial del 2016, Hialeah votó 59.24% por el candidato Donald Trump (Cifras del Departamento de Elecciones del Condado Miami-Dade). En aquella ocasión, la candidata Hillary Clinton había anunciado que su administración, si ganaba, sería una continuación de la de su predecesor, Barack Obama, e, implícitamente, que ella continuaría la misma política hacia Cuba.
Ese voto del 60% rechazando la política de acercamiento al régimen castrista, de restablecimiento de relaciones diplomáticas, de concesiones incondicionales que incluyeron la liberación de espías responsables del asesinato de 4 cubanoamericanos, parece no haberles dado ninguna lección a ciertos estrategas demócratas.
La verificación de esa opinión mayoritaria de la comunidad cubanoamericana, la acabamos de ver cuando Hialeah votó con mayores números, 68.4%, por el Presidente Trump luego de una política que en 4 años incluyó: el congelamiento de las relaciones diplomáticas, el fin de los intercambios culturales y académicos, las sanciones directas contra Raúl Castro y su familia inmediata, así como contra altos funcionarios del régimen incluido el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, la implementación de la Ley Helms-Burton, la prohibición de los viajes a Cuba en barcos Crucero, la prohibición de vuelos charter a otras ciudades excepto La Habana y la prohibición del envío de remesas usando las empresas controladas por los militares castristas.
La comunidad cubanoamericana dio, además, otros mensajes que no deben ignorarse: en el 2019 la Ciudad de Hialeah no permitió la participación de artistas del régimen castrista que pretendían cantar en su festival anual y este año, en un gran evento oficial en su alcaldía proclamó el 11 de febrero, Día de Armando Sosa Fortuny, en reconocimiento a ese gran patriota que murió en prisión. La Ciudad del Doral, también dedicó un Día a Armando Sosa Fortuny.
El pasado 10 de octubre, la Caravana Anticomunista por la Libertad y la Democracia dio también un impresionante mensaje sobre el respaldo que tiene en Miami una política fuerte de Estados Unidos hacia las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Allí se vio a los hijos y los nietos de los veteranos anti-castristas cubanos mostrando su pasión por la libertad de una tierra que no conocen. El mensaje que esos jóvenes dieron es que ellos también están a favor de una política de mano dura hacia la dictadura castrista. Su voto no aparece registrado en las estadísticas electorales como “cubanoamericano” porque nacieron en los Estados Unidos, pero ignorarlos es un grave error político.
Los analistas que no viven en Miami o Hialeah y que sacan sus conclusiones sobre la política hacia Cuba de los “research”, no tienen acceso a estas evidencias que mostramos aquí. Ellos solo conocen al régimen a través de una prensa liberal que trata consistentemente de suavizar su nefasto historial de crímenes, encarcelamientos horrorosos, abusos de todo tipo y persecución contra todo el que se exprese o actúe contra ellos. Esa versión rosa de la dictadura es falsa. Aquí en Hialeah y Miami están las víctimas, los que conocen de verdad lo que es un régimen comunista y la forma apropiada de “lidear” con ellos.
La conclusión es simple: la administración en Washington que no aplique una política apropiada y fuerte contra la dictadura de La Habana, y ahora ampliada a Caracas y Managua, no puede contar con el voto hispano del sur de la Florida. Todas las argumentaciones y disquisiciones filosófico-políticas de supuestos expertos, incluidos periodistas y académicos, son meras especulaciones que han demostrado una vez más que están equivocadas y que sus deseos no representan la realidad.
* Analista político cubano y ex diplomático.