Por el doctor Edilberto Mejía Torres
Debemos escoger entre la creación y la destrucción, entre el amor y el vacío, entre la vida y la muerte. Orlando Jorge eligió la creación, él amor y la vida. Su verdugo escogió: la destrucción, el vacío y la muerte.
Si el asesino estaba decidido a arrancarle la vida a su amigo, pudo haberlo hecho en cualquier otro escenario: eran como hermanos!! Igual pudo ocurrir dentro de un vehículo, en la habitación de su casa, en una apartada zona rural, en un resort, fingir un accidente o cualquier maniobra perversa y destructiva de esas que solo caben en una mente perturbada; en cualquier lugar, la maldad estaba en el corazón del asesino y le acompañaría a donde quiera que fuera.
Esta ruptura o fractura de la mente que pierde el pensamiento crítico y sentido de lo moral ocurre por muchas y variadas razones. Orlando no cometió ningún error.
Cómo puede ser un error confiar en un hermano; no es un error creer que alguien con quien has compartido sueños y esperanzas, con quien has luchado y has llegado al sacrificio defendiendo los mismos pensamientos e ideales, muchas veces cobijados por el mismo techo. No puede ser error creer en el profundo valor de la lealtad y la fraternidad.
Cualquiera se sentiría más seguro al lado de un hermano que te ha brindado su afecto y solidaridad toda la vida, que al lado de un guardia que te cuida no porque te quiere sino porque le pagan.
Un amigo es parte de tu vida, compañero de luchas que siempre ha estado contigo en los momentos mas difíciles y ante grandes desafíos, no porque le pagas sino por el amor fraternal que los une, y no hay poder ni fuerza en el mundo que supere el imperio y grandeza del amor.
Pero cuando hay turbación, trastorno o alteración mental, vemos cómo madres han asesinado a sus hijos, padres han matado a la esposa y los hijos, hermanos que han matado a hermanos, militares que han acribillado a quienes deberían proteger, guardaespaldas que han asesinado a su protegido y mil atrocidades más.
Este hecho doloroso, salvaje y brutal no debe destruir los fundamentos del amor, el respeto y la confianza que debe reinar entre amigos verdaderos.
Fomentemos una cultura con valores y principios junto a una campaña de salud mental que le permita a cada uno de nosotros activar las alertas cuando un estado de ánimo o un sentimiento de frustración amenace nuestra paz mental y nos percatamos que estamos perdiendo nuestro equilibrio emocional, eso nos llevará a buscar ayuda profesional y tomar las medidas pertinentes.
La higiene mental nos ayudará a asumir con madurez las consecuencias de nuestros errores, corregir cualquier falla y convertirnos en mejores personas.
Este dolor y esta tragedia no nos debe impedir establecer la diferencia esencial entre el bien y el mal. La amistad siempre es un acto de paz.
Un amigo debe ser una esperanza, nunca una amenaza. ¡¡Descansa en paz Orlando!!