El portavoz del Departamento de Estado se negó a comparar la situación en Ecuador con lo ocurrido en diciembre en Perú, cuando el entonces presidente Pedro Castillo tomó la decisión de disolver el Congreso y declarar un “gobierno de excepción”, lo que llevó a su posterior arresto. (Foto: Fuente externa).

El Departamento de Estado precisó a la VOA que “no adelantaban acciones relacionadas con las sanciones”, no obstante reiteró su compromiso a seguir presionando a Managua.

Washington, DC — El gobierno de Estados Unidos aseguró que sigue comprometido a utilizar sus herramientas para hacer que el “régimen Ortega-Murillo” rinda cuentas sobre sus acciones “antidemocráticas y desestabilizadoras” en Nicaragua, según precisó un portavoz a la Voz de América.

Ante una consulta realizada por la VOA vía correo electrónico, un vocero del Departamento de Estado precisó que “no adelantaban acciones relacionadas con las sanciones”, no obstante reiteró el compromiso de la administración de Joe Biden a seguir presionando a Managua.

Tras las protestas contra el presidente Daniel Ortega en 2018, las cuales fueron reprimidas dejando más de 300 muertos, según organizaciones de derechos humanos, Washington ha impuesto sanciones contra entidades y funcionarios cercanos al círculo del mandatario sandinista, que retornó al poder en 2007.

El gobierno de los Estados Unidos ha destacado que las medidas son directas contra personas señaladas de violar los derechos humanos, así como a personas que “socavan las instituciones democráticas”.

A finales de octubre la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a la Dirección General de Minas (DGM) de Nicaragua.

Dichas sanciones surgieron bajo una nueva Orden Ejecutiva firmada por el presidente Joe Biden, que amplía la autoridad del Tesoro para «responsabilizar al régimen de Ortega Murillo por sus ataques a la libertad de expresión», según informó la embajada de EEUU en Nicaragua.

El régimen de Ortega ha dicho que las sanciones suponen una violación de los derechos humanos y atribuye a esa razón la salida de miles de nicaragüenses del país, mientras incrementa la represión contra la prensa, los disidentes prodemocracia, y arremete contra la iglesia católica en ese país.